Ir a nota del POR ESTO!


PALABRAS DE MARIO H. ARANDA GONZÁLEZ

Un derecho de sangre me anima para comentar este libro: mi tatarabuelo José Dolores Vargas Alcocer, fue escribano – encargado en las haciendas: Granada, Paraíso, Dzidzibachí, Tankuché, Río Verde y Chilib, a donde nació mi abuela Eloísa Vargas. Mi bisabuelo Manuel Alonzo Rojas, era de Opichén. Mi señora madre, Isela González Vargas, mis abuelos, mis tíos y primos de Dzitbalché, mi suegro Adolfo González Salazar, de Bécal. Muy pequeño viví en Tenabo, estudié secundaria en Calkiní y la Normal en Hecelchakán. Conservo buenas relaciones con muchos habitantes del Camino Real. Por ello me siento en casa y agradecido por su hospitalidad.
En el Camino Real hay 4 ciudades, 5 villas y un ciento de pueblos y comisarías, que totalizan más de cien mil habitantes. Todos, como lo es Yucatán y mi tierra: Los Chenes, producto del mestizaje maya-español. Estos bellos parajes, representan muchas cosas: la región más pacífica, con el más bajo índice de criminalidad en la península. Los servicios educativos, han ensanchado sus horizontes del básico al universitario. La cobertura médica, insuficiente, no ha logrado un hospital de alta especialidad. La economía es baja, pero estable y relativamente decorosa, producto de la industria manufacturera artesanal de la burocracia; en especial en el filón del magisterio, la carrera más socorrida. La comunicación, aceptable, urgida de una pista de cuatro vías: Mérida – Campeche, con ramales a la costa y a la rúa: Mérida – Los Chenes – Campeche. Los interesantes vestigios arqueológicos, representan un proyecto desaprovechado. la producción horto-frutícula es de buena factura, pero urge mejorar los canales de comercialización, hacia las grandes ciudades con mayor índice de consumo.
Esta radiografía, vista como un vaso medio lleno, pareciera indicar que el Camino Real es Jauja utópica, pero no es así: el índice del desempleo es alto, sobresaturada la oferta con los tricitaxis, la albañilería migrante a Cancún y Mérida. Para colmo; pese a que los salarios eran legales, pero bajos, mitigaban en parte el subempleo, han desaparecido las tres maquiladoras en el rumbo. La cestería y tejidos de huano, generan más recursos a los intermediarios, porque los obreros y las autoridades, no han tenido la intención de agremiarse, para la defensa de su economía. Otros grandes problemas, afectan a las familias y al entramado social: la prostitución junto a la caseta migratoria y sanitaria, absolutamente sin control, otro; la ruina catastrófica del alcoholismo. Esto, la insuficiencia de recursos, el ausentismo de muchos jefes de familia, por su trabajo en otras ciudades, afecta hoy y afectará más a futuro, la estructura familiar y podría general descomposición social y violencia.
La crítica no es infecunda, cuando sugiere alternativas de solución, donde converjan las mejores intenciones, en los sectores, público, privado y social.
El autor nos dice en su PRESENTACIÓN “(…) la fundación (de Halachó) por el señorío maya de Ah Canul (…) son parte de ti, de tu pasado histórico, de tu identidad social.
“(…) te contaremos la vida de algunas celebridades históricas, al igual que de personajes contemporáneos; destacaremos las trayectorias de los grupos culturales (…) y te obsequiaremos textos íntegros de placas conmemorativas de nuestros edificios y monumentos públicos.
“(…) la información, se acompaña con fotografías, mapas, efemérides y testimonios de John Lloyd Stephens, Bernardino Mena Brito, Isidro Mis y notas inéditas de Andrés Escalante Yah” (fin de la cita).
En el PRÓLOGO, otro distinguido halachoense, Dr. Jorge Luis Canché Escamilla, relata la cosmovisión profesional de origen popular, que tuvo la necesidad de migrar para educarse, pero que una sentida nostalgia muerde sus emociones, cuando recrea las vicisitudes familiares, en el afán de superar las adversidades y los recuerdos almacenados imperecederos en el magín, a donde la razón y la raigambre sentimental, levantan acta de presencia.
Exalta la personalidad del autor para justificar sus esfuerzos, por destacar en el ámbito de la crónica literaria, en el valioso rescate de la lengua maya de la Revista “Halal”, con sus valiosdas aportaciones literarias.
Aglutina las diferentes interpretaciones lingüísticas, que intentan discernir la etimología del nombre maya, a través del autorizado criterio, de los más prestigiados eruditos.
Hace justicia a los prohombres que han dado lustre a la biografía local y a los más relevantes sucesos históricos.
Así nos dice el Dr. Canché Escamilla: “Ese primer encuentro entre nosotros, estuvo marcado por una sinergia en la que pudimos intercambiar nuestras visiones sobre el lugar del que ambos provenimos (…) la de él, desde la observación de su estancia de vida en el sitio referido; la mía, desde los recuerdos, vivencias y lecturas aisladas en la ciudad de Mérida.

“(…) recuperar nuestra identidad como herederos de la cultura maya, tener el sentido de pertenencia y trascender con ella hacia el futuro, poniéndola al servicio de las nuevas generaciones, sintiendo el orgullo de pertenecer a tan reconocida estirpe.
“El 4 de Octubre de 1875, con el Decreto 82 de la V Legislatura, recibe HALACHÓ, el título de Villa.
“A mi juicio, debe ser incorporado este libro como texto de lectura para la enseñanza básica de Halachó en la parte de la historia” (fin de la cita).
En GENERALIDADES, el autor nos ubica en el contexto de la cartografía, con sus meridianos y paralelos para un mayor rigor de interpretación científica.
Exhibe avales irreprochables de prestigiados intelectuales, en torno a la etimología del nombre.
Especula en la existencia de un cenote que originalmente saciaba la sed del viandante, ubicado en la plaza principal. Debió sugerir que los expertos en espeleobuceo, pudieran elucidar el asunto.
Así literalmente señala: “en frontera con el vecino estado de Campeche, con Maxcanú, Opichén, Muna y Santa Elena”.
Resume el impacto del Período Clásico Maya (150 – 900 d.C.) y el Decadente Posclásico, así como la irrupción española en 1541. Ubica la Conquista a cargo de Francisco de Montejo, quien enfrenta la furia de los nueve hermanos Ah Canul, los que desde su férreo cacicazgo, hermanados con la ferocidad de Moch Couoh en Champotón; años antes, concibieron la primera derrota de un ejército invasor en América. La Batalla de San Bernabé en Campeche, fue una victoria pírrica para los españoles; el incendio de la sabana en Pocboc y la valentía indoblegable de Nachi Cocom, hicieron más lenta, pero inevitable la Conquista – Colonización del Mayab. Y así pasaron por estas tierras de Halachó.
La Colonia (1537 – 1821) permite el salvajismo de Fray Diego de Landa, al quemar en el Auto de Fe de Maní, códices, ídolos, cerámica y aplicar castigos crueles. Los levantamientos indígenas; pese a las más sangrientas represiones, es el más doloroso ejemplo, el asesinato de Jacinto Canek en Mérida. La Guerra de Castas (1847 – 1902), produjo millares de muertos, hambre, desaparición de pueblos y haciendas y la mutilación de Yucatán, al perder Campeche en 1863 y Quintana Roo en 1902.
Tanto dolor, tanta muerte, tanta calamidad, debieron ser un acicate, para detener la voracidad de los políticos, pertrechados económicamente, quizá coludidos con la más alta criminalidad en el mundo. Dan la espalda al fenómeno de la violencia y la marginación social, que hace padecer hambre a la mitad de los mexicanos. Parecen sordos ante el peligro de un estallido social que nadie desea.
Nos relata, el crecimiento, evolución y destrucción de los vestigios arqueológicos; los edificios más sólidos de la fe cristiana, de los grandes personajes del medio, tales como: “El Fusilado” de Halachó”, “El Chivo” de Halachó”, el Coronel Mena Brito, Felipe de Jesús Mis, Enrique Recio Hernández, Máximo Cen, Encarnación Mijangos, Manuel López, Raúl Cáceres Carenzo y otros. Le faltó incluir al Dr. Canché Escamilla, Vicente Canché Moo y el Maestro Jorge Dolores Martínez Herrera, como personajes que honran su cuna. Describe con orgullo el paso de la Emperatriz Carlota y de John Lloyd Stephens por su terruño.
Este libro es muy bueno. Tiene una pulcra edición. Nadie debe conformarse por su aportación, hay que seguir investigando, hasta constituir una verdadera enciclopedia informativa, que muy pocas comunidades tienen.
Concluyo, agradeciendo al Profesor Miguel Ángel Ku Mis, el haberme invitado al comentario. Desde luego recomiendo ampliamente su lectura. Es muy grato, como difícil, ser el pionero en una investigación rigurosa y tanto o más, el conseguir un patrocinio para publicar, pero compensa la satisfacción de ver al pueblo reunido, para ovacionar a este joven escritor quien en el futuro, también será reconocido como un halachoense distinguido.
Gracias:
MARIO H. ARANDA GONZÁLEZ
Feb. 20 de 2010